Jesus en la Cruz por ChapGPT


Querido amigo:

Hoy quiero hablarte desde mi corazón sobre lo que Dios desea profundamente para tu vida: ¡Él quiere sanarte! La enfermedad nunca fue parte del diseño original de Dios para el ser humano. Desde el principio, Él se reveló como nuestro sanador: “Yo soy Jehová tu sanador”. Pero fue en la cruz, a través de Jesucristo, donde la sanidad fue comprada de una vez y para siempre.

“Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”

Isaías 53:5


HERIDO POR NUESTRAS REBELIONES

Cristo fue traspasado por cada acto de rebeldía que hemos cometido. Cada clavo y cada azote fue por nuestras decisiones equivocadas.

HERIDO POR NUESTRAS REBELIONES

Jesús no solo fue herido; fue molido. Aplastado bajo el peso del pecado del mundo. Lo que debía destruirnos, lo destruyó a Él.

EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ FUE SOBRE ÉL

Jesús tomó sobre sí toda la ansiedad, el tormento, el caos que separaba al hombre de la paz de Dios.

Evangelista orando por un alma necesitada de sanidad

PERO AQUÍ ESTÁ LA CUMBRE DE LA PROMESA:

La palabra “llaga” en hebreo habla de una herida profunda, abierta, sangrante. Esa llaga de Cristo es la puerta divina por donde fluye la sanidad del cielo. No fue solo una herida física, fue la señal eterna de que el precio de tu sanidad ya fue pagado.

  • NO DICE “SEREMOS”, DICE “FUIMOS”. ¡YA ESTÁ HECHO!
  • NO ES UNA ESPERANZA FUTURA, ES UNA REALIDAD PRESENTE.

Hay un momento, en cada verdadera manifestación de fe, donde la mente se queda atrás y el espíritu entra en lo invisible.

Es ahí donde la gloria de Dios toca el cuerpo humano.

La sanidad no es un premio, es parte del paquete de redención. No se recibe cuando la sentimos, sino cuando la creemos.

El apóstol Pedro lo confirma:

“Por cuya herida fuisteis sanados.”

1 Pedro 2:24

Y Pablo lo vivió:

“Y Dios hacía milagros extraordinarios por mano de Pablo.”

Hechos 19:11


Dios no ha cambiado. ¡Cristo sigue sanando hoy! Su llaga sigue abierta como un río de poder para tu cuerpo.


Padre celestial, en el nombre poderoso de Jesús, vengo declarando sanidad sobre cada persona que lee estas palabras.

Declaro que toda enfermedad, todo dolor y toda maldición se va ahora.
Por la llaga de Jesucristo, ya fuimos sanados.

Que toda célula se alinee a la vida, todo órgano se restaure, todo sistema reciba orden divino.

¡Que la salud del cielo invada tu cuerpo ahora mismo!

En el nombre de Jesús, ¡recibe tu milagro!


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